A mis 29 años disfrutaba de la vida con la que siempre soñé, la cual era formar una familia. Felizmente hace unos años me enamoré. Con mi pareja tuvimos a nuestro bebé Vicente en enero de este año y en abril decidimos casarnos, sin embargo, a veces las cosas no resultan como uno espera y lamentablemente nos separamos cinco meses después de ese gran día. Durante el proceso de divorcio descubrimos que estábamos esperando a nuestro segundo hijo, pero pese a ello todo siguió su curso, y mi actual preocupación pasó a ser mi hijo de 8 meses y el bebé que venía en camino. Centré todas mis energías e intenté ser fuerte por ellos.
Fui sola a la primera ecografía, y fue muy triste ver que a mi alrededor había parejas felices y ansiosas disfrutando juntos la espera de su hijo, y en cambio mi situación era muy diferente, pero al escuchar los latidos de mi nuevo bebé me dieron las energías para seguir luchando. Pasaron las semanas y tuve que ir nuevamente al control, pero ahora fue todo muy distinto.
El día 22 de septiembre de 2021 pensé que sería un día feliz, sin embargo, sólo salieron de mi corazón las siguientes palabras, que publiqué en alguna de mis redes: “He dudado si subir algo tan íntimo, pero con el mismo orgullo en que comparto una foto de mi pequeñito Vicente, subiré esta fotito tuya. Siento que no podría dejarte en el olvido, porque en el último control escuché latir tu corazón con fuerza… luchando por vivir”.
Tal vez me ayude a soltar o a liberar en parte el dolor de haberte tenido tan poquito tiempo en mi vientre. Te amé desde el momento en que supe que estabas conmigo. Imaginé, pese a todos los nervios y miedos, tardes jugando junto a tu hermanito Vicente, paseos. Hasta un nombre te pensé. Pasaron las semanas y tuve que ir nuevamente al control, pero esta vez, sí fue todo distinto…
Gracias por luchar estos meses en silencio… por vivir. Lamentablemente tuviste que partir muy pronto. No tengo palabras que describan el momento en que me dijeron «lo siento, ya no hay actividad cardíaca presente», y peor aún, la espera interminable de someterme a un procedimiento donde finalmente dejarías de estar a mi lado. El estar en aquella habitación se me hizo eterno cada minuto, incluso aprendí de memoria cada forma y color de los cuadros que lograba observar desde la cama, intentando pensar en algo que me mantuviera tranquila o al menos lo intentaba. Hubiera preferido un abrazo, pero sólo había personas no conocidas haciendo su trabajo.
Desde ahora serás nuestra estrellita en el cielo. Espero hayas sentido todo mi amor desde el momento en que supe que estabas conmigo. Siempre en mi corazón y mi alma…mi estrellita en el cielo».