Todo comenzó cuando iba en secundaria. La edad dónde surge mi primer amor, su nombre era Fabián, se sentaba atrás de mí y siempre fue amable conmigo; solo éramos amigos porque a él le interesaban otro tipo de niñas, pero yo siempre fui clara con mis sentimientos y le confesé lo que sentía. A mis 15 años, ya después de salir de la secundaria, tuve una relación tóxica y estaba confundida con lo que era el amor, y tal parece que el destino me pondría a este chico de la escuela en mi camino por el resto de mi vida.
Él se fue a continuar con sus estudios al extranjero y yo me casé con el tipo tóxico, pasaron los años y se popularizó Facebook, tenía menos de un mes con esa red cuando él me contacto, fue en un tiempo en el que yo trabajaba en un café-internet y tenía ya a mi hija de meses. Entonces, cuando vi su solicitud, no pude sentir emoción y nervios, porque yo ya tenía una pareja. Él sin dudarlo me escribió, diciéndome que había regresado a México y en menos de horas apareció en el local donde yo trabajaba. Nos abrazamos y me pidió permiso para cargar a mi hija y lo que me dijo fue: “pudo ser mi hija, ¿por qué no me esperaste?”. Recordé nuestra pequeña relación de días cuando yo tenía 16, en que él me confesó que siempre le había gustado, pero de ahí no surgió nada, porque yo estaba confundida con lo que era el amor y me quedé con mi pareja tóxica de entonces.
Así pasaron unos días desde que volvió a México, me iba a visitar y me preguntaba por qué seguía en una relación tóxica. Yo sólo podía responderle “es el padre de mi hija, tengo que estar con él”. Después de un tiempo él también se casó y tuvo una nena y nos dejamos de ver. Yo tuve otra hija, luego pasaron como tres años y nos volvimos a encontrar en una tienda de servicios. Platicamos un rato y yo seguía sintiendo esa emoción como cuando íbamos a la escuela, me platicó que se separó y que estaba solo, me pidió que dejara a mi actual pareja, tomara a mis hijas y lo intentará con él. Tenía miedo de cometer un error y le dije que no podía hacerle eso; nos abrazamos en su carro y me besó. Sentí como si el tiempo se detuviera, pero fue sólo el momento. Después volvimos a dejar de vernos. Tampoco nos escribíamos por redes sociales, por respeto al padre de mis hijas.
Después decidí terminar con mi relación tóxica porque él se enamoró de alguien más. Recuerdo esa semana dolorosa y triste, una amiga de la escuela me fue a ver y me dijo que había visto a Fabián, que le platicó mi caso y yo con el corazón destrozado por mi matrimonio fallido no puse atención a todo lo que me decía.
Al siguiente día recibí un mensaje de Fabián en Facebook: “¿te puedo ver?” decía. Sólo le respondí que estaba mal, que no podía creer lo que me estaba pasando, creo que arruiné la conversación al hablarle de mi ex. Cuando me volvió a mandar un mensaje leí “Estoy afuera de tu casa” y no lo pensé, me lancé a sus brazos, él me ayudó en todo mi primer año de recién separada, estuvimos platicando de nuestras vidas, él también tenía poco de terminar una relación tóxica y yo sentía que el destino por fin nos puso juntos.
Cuando pasamos la primera noche juntos fue literalmente mágica, y no quiero decir que fue por despecho por mi antigua relación, que cabe mencionar fue de nueve años. Yo ya había tenido otras experiencias en mi primer año de luto y ninguno me había hecho sentir diferente hasta Fabián. Estaba tan nerviosa que terminé preguntándole cosas sobre por qué había terminado con su ex, él me tomó por la cintura y me besó, me quitó la ropa, me besó la pierna para así tener ese momento que tanto había anhelado. Me abrazó toda la noche y yo me sentí la mujer más afortunada del mundo, ya que había dormido muchos años atrás sin ser abrazada.
Así empezó nuestro muy corto momento, pasaron los meses y por fin un día en su carro le dije que lo amaba. Tuvieron que pasar muchas cosas para saber lo que era el amor. Aunque la verdad creo que él amaba mucho a su ex, por qué le costó responderme el “Te amo”, entonces después habérselo dicho, lo abracé y le dije que fuera con ella, no sentí celos por primera vez, en verdad no los sentía, sólo quería que él fuera feliz.
Pasaron los meses y supe después que el bebé que la chica esperaba no era de Fabián. Luego me entré que volvió a buscarme, al menos eso decía mi madre, que él me había venido a buscar, pero yo empezaba otra relación y no quería arruinarla, así que no lo busqué y quise dejárselo al destino. Maldito destino.
Un día llegando de trabajar mi hermana me preguntó si había visto Facebook, le dije que no y me sentó en el sofá, mi cuñado me dio una cerveza y me dijeron que tenían que platicarme algo. Yo creía que estaban jugando cuando escuché: “Se murió tu Fabián”. Me zumbaron los oídos como cuando te entra agua y sonreí. Creo que era de nervios o negatividad, no lloré, sólo me fui caminando a casa con la lata de alcohol en mi mano, dormí y al otro día me fui a trabajar como de costumbre. Creía que todo había sido una broma de mal gusto o un sueño, pero no quería preguntar y que me respondieran la verdad.
Jamás voy a olvidar como tuve un flashback de su carita y su risa, sentí mi mejilla húmeda, tenía lágrimas por todo el rostro, de verdad no lo podía creer. Estaba tan molesta con la vida, creía que al final el destino nos dejaría juntos, pero la vida no es justa y el amor no es perfecto. No pude asistir a su velorio, pero su hermano me indicó dónde estaban sus restos, le llevé flores y una rosa blanca, en memoria de la primera rosa que él me dio cuando tuvimos nuestro noviazgo a los dieciséis. No sabía qué hacer en ese tipo de lugares, sólo recuerdo que al colocarle las flores le dije: “ahora yo te traeré las flores mi amor”.
El 22 de agosto cumplió un año de fallecido. Una amiga me regaló un cuadro con su foto, la última foto que se tomó conmigo y que ahora está a lado de mi cama para verlo antes de dormir. Todo este tiempo me he dado cuenta que me casé con la persona equivocada, aunque me dio dos maravillosas hijas no dejo de pensar como hubiera sido mi vida a lado de Fabián, pero agradezco a la vida por permitirme estar con él, pasar mis noches a su lado y poder decirle que lo amaba. Aprendí a diferenciar entre un cariño y el amor, puesto que lo único que yo quería era verlo feliz.
No he podido volverme a enamorarme, pero espero que la vida sea justa y me devuelva poquito de lo que me arrebató y pueda decir “te amo” a alguien que haga temblar mi corazón.
No es una historia feliz, pero es mi historia, la historia que siempre contaré cuando me pregunten sobre mi gran amor.